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¿Existen formas de utilizar organismos vivos para reparar la contaminación?

M.L., por correo electrónico

La contaminación sigue siendo uno de los retos medioambientales más importantes, ya que contamina el aire, el agua y el suelo y supone un riesgo para la salud humana. Los métodos de limpieza tradicionales, como los tratamientos químicos y la eliminación mecánica, suelen tener un coste elevado y, en ocasiones, dañan aún más el medio ambiente. Por ello, los científicos han recurrido a la biorremediación, un proceso que consiste en utilizar organismos vivos para descomponer y eliminar los contaminantes. Esta solución está demostrando ser rentable y sostenible para combatir la contaminación en nuestros ecosistemas.

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Una de las aplicaciones más prometedoras de la biorremediación es el uso de microorganismos como bacterias y hongos, que son capaces de descomponer sustancias nocivas en formas menos tóxicas. Algunas bacterias, como la Alcanivorax borkumensis, prosperan en los vertidos de petróleo, consumiendo hidrocarburos y ayudando a restaurar los entornos marinos. Otras especies, como la bacteria Pseudomonas, pueden absorber metales pesados del suelo y el agua contaminados, reduciendo la toxicidad de los vertederos industriales. Los hongos, como el Phanerochaete chrysosporium, pueden degradar contaminantes complejos como las dioxinas y los pesticidas. Los científicos también están desarrollando microbios modificados genéticamente para mejorar los esfuerzos de biorremediación. Los científicos diseñan estos organismos modificados para que actúen sobre contaminantes específicos, descomponiéndolos de forma más eficaz que sus homólogos naturales. «Podríamos empezar a intentar predecir qué compuestos puede utilizar una bacteria o enzima concreta a partir de la secuencia del genoma», afirma David Leys, científico que lleva muchos años trabajando en la desintoxicación. 

Además de los microorganismos, algunos animales también desempeñan un papel fundamental en la limpieza de la contaminación. Las ostras y los mejillones actúan como filtros naturales del agua, absorbiendo metales pesados y microplásticos de los ecosistemas acuáticos, mejorando la calidad del agua y sirviendo al mismo tiempo como indicadores de la salud medioambiental. Los polinizadores, como las abejas y las mariposas, pueden acumular contaminantes en sus cuerpos, lo que ayuda a conocer los niveles de contaminación. El estudio de estos animales ayuda a los investigadores a seguir la propagación de los contaminantes y a desarrollar estrategias para mitigar sus efectos. La eficacia de estos organismos depende de condiciones medioambientales como la temperatura, el pH y la disponibilidad de nutrientes.

Las personas pueden promover las técnicas de biorremediación apoyando los esfuerzos de limpieza sostenible y la investigación científica. Al difundir el conocimiento sobre estos métodos y abogar por la financiación de la ciencia medioambiental, las personas pueden ayudar a acelerar la adopción de soluciones naturales para la limpieza de la contaminación. «Los conocimientos adquiridos gracias a la investigación permitirán a los científicos diseñar organismos y procesos químicos para combatir toxinas específicas creadas por el hombre», afirma Leys. Los avances en la modificación genética y la biología sintética probablemente harán que la biorremediación sea un método ampliamente utilizado en los próximos años.

CONTACTOS

• Los organismos amantes de las toxinas pueden ayudar a combatir la contaminación, smithsonianmag.com/innovation/new-understanding-toxin-loving-organisms-may-help-tackle-pollution-180953159/
• Biorremediación, sciencedirect.com/topics/agricultural-and-biological-sciences/bioremediation.

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