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¿Tiene Trump el capital político necesario para eliminar o revocar la Ley de Especies en Peligro de Extinción?

Alice Magritte, Nueva Orleans, Luisiana

La Ley de Especies en Peligro de Extinción (ESA, por sus siglas en inglés) ha sido una de las leyes medioambientales más estrictas de Estados Unidos desde su aprobación en 1973. Se le atribuye haber salvado de la extinción a cientos de especies, entre ellas el águila calva y el lobo gris. Sin embargo, recientemente, la administración Trump ha tomado varias medidas que, según los críticos, debilitarían la ESA, especialmente en lo que respecta a la definición de «hábitat crítico».

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Según las nuevas normas anunciadas en abril de 2025, las agencias federales ya no estarán obligadas a proteger las zonas que las especies en peligro de extinción podrían potencialmente necesitar para sobrevivir, sino solo aquellas en las que ya viven. Esto ignora que muchas especies necesitan espacio para migrar, adaptarse o recuperarse. Según Drew Caputo, vicepresidente de litigios de Earthjustice, «esto es una receta para la extinción. La fauna silvestre no puede sobrevivir si no protegemos los lugares que necesita para vivir».

Entonces, ¿tiene Trump realmente el poder político para llevar a cabo estos cambios? En resumen, más o menos, pero es complicado. La administración cuenta con el respaldo de algunos legisladores republicanos y grupos de presión vinculados a las industrias agrícola, petrolera y de desarrollo. Estos grupos afirman que la ESA está desactualizada y es demasiado restrictiva, y que interfiere con el uso de la tierra y el crecimiento económico. Pero también hay mucha resistencia. Organizaciones medioambientales como Earthjustice, el Centro para la Diversidad Biológica y el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC) están presentando demandas para impugnar la legalidad de la nueva norma. Las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses también apoyan la protección de la fauna silvestre en peligro de extinción.

Además, la ESA es difícil de derogar por completo. Se necesitaría una ley del Congreso para derogarla, y eso es poco probable que suceda en un futuro próximo, dada la actual división en el Congreso. En cambio, lo que estamos viendo es más bien un lento desmantelamiento de las protecciones, llevado a cabo mediante normas administrativas que pueden ser modificadas de nuevo por futuros presidentes. Aun así, esos cambios pueden durar años y afectar gravemente a las especies vulnerables mientras tanto.

Las personas que se preocupan por la fauna silvestre pueden hacer algo al respecto. Apoyen a los grupos conservacionistas que emprenden acciones legales. Llamen a sus representantes y pídanles que refuercen las leyes de protección de la fauna silvestre. Y manténganse informados, ya que algunos de estos cambios políticos se producen de forma silenciosa, sin mucha cobertura mediática. Cuanta más gente alce la voz, más difícil será dar marcha atrás en décadas de avances medioambientales.

CONTACTOS

• La destrucción del hábitat de especies en peligro de extinción no se consideraría un «daño» según la norma propuesta por Trump, https://www.npr.org/2025/04/17/nx-s1-5366814/endangered-species-act-change-harm-trump-rule
• La Administración Trump pretende eliminar las protecciones de hábitats críticos para especies en peligro de extinción, https://earthjustice.org/experts/drew-caputo/the-trump-administration-aims-to-gut-critical-habitat-protections-for-endangered-species.

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